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Tresmolins

La tierra de los hebreos

La tierra de los hebreos

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Else Lasker-Schüler

Traducción de Carlos Dante Capella

Prefacio y notas de Cecilia Dreymüller

Sobre el libro:

Las fantásticas y sin embargo muy bien observadas impresiones del primer viaje de Else Lasker-Schüler a Palestina, en 1934, son una entusiasta reivindicación de su “antesala del cielo” y un conmovedor alegato por la paz y la convivencia entre los pueblos. La poeta desdibuja intencionadamente las fronteras entre pasado y presente, este mundo y el más allá, y muestra su visión de Palestina: un lugar del milagro, con impresionantes paisajes, venerables tradiciones religiosas y culturales, y los más variopintos habitantes. Los encuentros con ellos, el beduino del desierto, los rabinos abisinios o el cabalista Gershom Scholem, constituyen escenas memorables. Las ilustraciones que realizó la autora para el original alemán se incluyen en esta primera edición en castellano de La tierra de los hebreos y permiten descubrir a la gran dibujante

Publicación: julio de 2025

Formato: rústica, 12x18cm

Páginas: 212

ISBN: 978-84-947930-5-9

Sobre la autora:

Else Lasker-Schüler (Elberfeld, 1869 - Jerusalén, 1945) poeta, dramaturga y narradora, amén de pintora y personaje clave del expresionismo alemán. “La figura más potente e intransitable de la poesía moderna en Alemania”, según Karl Kraus, debutó en 1901 con los poemas amorosos de Estigia. Entre su poesía destacan además: Mis milagros, de 1911, Baladas hebreas, de 1913, y Mi piano azul, de 1943. De su amistad con Gottfried Benn o Karl Kraus, pero también con pintores como Franz Marc o Paul Klee, da testimonio una vasta correspondencia. Su obra de teatro Arthur Aronymus y sus antepasados denuncia -igual que su relato El rabino milagroso de Barcelona- el antisemitismo y la convirtieron en enemiga pública de los nacionalsocialistas. En 1932 recibió el Premio Kleist. Al año siguiente tuvo que huir a Suiza, desde donde, al serle denegado el permiso de residencia, emigró en 1939 a Israel. Allí murió, empobrecida y sola, en 1945. Sus pinturas, dibujos y collages complementan de forma congenial la obra literaria.

 

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